Iniciar un proyecto. Otro más. Volver a empezar uno diferente sin renunciar a su deseo de realizar algo que le aporte a crecer como persona y que le ayude a mejorar las condiciones de vida de su familia, ha sido siempre, tras terminar sus estudios de secundaria, la motivación de Yadier Felipe López Hoyos a la hora de proyectar su vida, y es precisamente esa persistencia la que convierte a este joven de 25 años en un ejemplo para muchas personas.
Yadier realizó sus estudios de primaria en la Escuela Jesús María Yepes y posteriormente, la secundaria en la Institución Educativa Jorge Alberto Gómez, donde se enfrentó al rechazo y la discriminación de algunos compañeros.
“En esos intermedios de estudio estuve sufriendo de mucho bullying por lo que mi papá es discapacitado, pero siempre seguí adelante hasta que pude cursar el grado once y así lograr con éxitos y honores mi bachillerato”, expresa. Y pensando en seguirse formando se presentó a la universidad: “me presenté dos veces a la Universidad de Antioquia. Primero para odontología, se presentaron más de cinco mil personas y pasaban cincuenta; dentro de esas cinco mil personas yo quedé en el ciento tres. Seguí perseverando, luego me presenté a licenciatura en filosofía y se presentaron más de seiscientas personas, pasaban como 84 personas y quedé de ciento dos”.
A mediados del año 2015, Yadier apostó por crear su propia empresa a la que llamó Dekoempaques, luego junto con su mamá y su hermano proyectaron la compra de un lote para construir y lo lograron, aunque hoy los acompañan muchas deudas que están pagando con la ayuda de una panadería que montaron en el primer nivel de la construcción.
“Yo confeccionaba cajitas y bolsas de regalo, diarios para 15s, anchetas y esto me empezó a generar ingresos, pero con lo de la pandemia se me fue dificultando el trabajo, entonces empezamos un emprendimiento con mi mamá, hace más o menos tres años, de hacernos a una casita para irla pagando. Empezamos con préstamos y yo estuve ayudándole a los oficiales parando las columnas, haciendo vaciados. La edificación está ya demasiado avanzada y los préstamos yo sé que con la ayuda de Dios la vamos a ir pagando”.
A día de hoy, Yadier labora con su mamá en la panadería, le ayuda en la producción de la parva y en la administración del negocio, a partir del cual pretenden mejorar sus ingresos y, en el futuro, emplear a otras personas. “Aquí el día a día en la panadería, mi mamá empieza por ahí a las 5: 30a.m, hace unas tortas que toca dejarlas en proceso, luego armamos panes. En estos momentos, manejamos por encargos”.
La actividad física también le apasiona: “yo el gimnasio llevo desempeñándolo desde el año 2014, siempre he ido constantemente porque es un ejercicio que me ayuda mucho para la depresión, para alejarme de los vicios y también para tener más alta la autoestima. El gimnasio me ayuda demasiado, siempre ha sido importante y seguirá siendo importante porque es un motivo de uno seguir adelante”.
Un hecho de admirar en Yadier Felipe es la cercanía y el amor que profesa por su padre Nelson Darío López Gómez, quien padece una esquizofrenia paranoide, y del que se mantiene pendiente en todo momento. Está atento ante sus necesidades de alimento o medicamentos y hasta juega con él como si fueran dos niños. Constantemente le demuestra su cariño y gratitud.
Él lo describe como “una persona que yo admiro demasiado porque sé que cuando estuvo en su época aliviadito, fue una persona trabajadora, responsable con la familia y veló por sus hijos hasta donde pudo”, y agrega “es el mejor papá del mundo y lo volvería a escoger cinco mil veces si Jesús me diera la oportunidad, refleja mucho los sentimientos hacia mí y hacia las personas que lo rodean. Es la persona más maravillosa que yo tengo, me da cariño y energía para seguir adelante”.
Al hablar de su pueblo, a Yadier se le siente en cada palabra el orgullo y cariño que siente por su tierra. “Granada, Antioquia, a pesar de la guerra es un pueblo valiente, que ha sabido salir adelante de las tempestades más oscuras. Donde tuviera la oportunidad de hablar con Dios, le diría que muchas gracias por dejarme ser granadino”.
Los propósitos más cercanos de este joven emprendedor pasan principalmente por darle bienestar a quienes lo rodean, especialmente sus padres, a quienes siente, les debe lo que es.
“Mi sueño es que mi papá tenga una vida digna, de que esté con mejores condiciones y en mejores cuidados con médicos. Mi futuro también es que mi mamá deje de trabajar para yo quedarme a administrar el negocio y que ella se siente a disfrutar de la vida”.