Oriundo de la vereda La Linda e hijo de Pedro Emilio Aristizábal y María Claudina Noreña, Orlando creció escuchando música al lado de su padre, cuando en los bares y cantinas sonaban las Llaves de Oro, Las Estrellitas, Luis Alberto Posada y Darío Gómez. Allí, entre copas creció el amor por la música de este granadino, que como muchos otros campesinos de este oriente antioqueño tuvo que salir desplazado de su vereda.
Con pasaje prestado, una muda de ropa, unos zapatos y muchos sueños, emprendió su viaje a la ciudad de Medellín, donde esperaba encontrar más apoyo de familiares y amigos. Viendo que tantas puertas se le cerraban, empezó a trabajar en lo que resultara: como vendedor bonice, chicles y cigarrillos, y hasta de cotero descargando contenedores.
Hoy en día y después de mucho tiempo, se desempeña como conductor de bus, una labor que hace con mucho amor y que alterna con su pasión por la música, cuando en su tiempo libre realiza presentaciones que resultan esporádicamente en este tiempo de pandemia.
Su mayor sueño es ser un artista reconocido, llegar a cada rincón de Colombia y el mundo. “Hacer música que le guste a la gente, siempre con humildad y fe en Dios”, son las palabras de Orlando Aristizábal.
Hace aproximadamente un año viene grabando sus canciones. Al momento cuentan con nueve temas entre las que destacan mujer del montón, la vida es así, cruel destino, con las que quiere llegar al corazón de los colombianos y demostrar su talento en la música popular. Próximamente estrenará dos éxitos más.
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