A unos 10 minutos de la zona urbana reside Jaime Abel Castillo. Desde el 2016 dejó su tierra natal, La Perla del Sinú, y viajó a suelo antioqueño; menciona que por su esposa tener un embarazo de alto riesgo decidió pedir el traslado para Granada. En ese lapso de tiempo ha dictado clases en el casco urbano y en varias veredas.
Luego de residir en algunos sectores, opto por la tranquilidad que se respira en el campo. Allí prepara sus clases y ejerce la labor del campesino, cosecha los frutos con los que se dedica a su otra pasión: el vino que produce en compañía de su familia.
Moras, lulos, y gran variedad de plantas aromáticas hacen parte del paisaje de su finca en la vereda La María, además de la amabilidad con la que atiende a las personas que lo visitan, esa misma con la que cuenta fue acogido al llegar al municipio, por lo que nunca se sintió extraño entre los granadinos.
Vinos del Castillo que inició como una muestra, en la actualidad es un emprendimiento que llega a varios municipios del departamento y ciudades del país. “Iniciamos con dos muestras, una de lulo y otra de mora con especies, menta y orégano, esa prueba la empezamos a compartir entre compañeros y amigos y tuvo bastante aceptación”.
En la actualidad al entrar al lugar donde almacena sus creaciones, que por su gran aceptación ya no son solo de lulo y mora, la fabricación ha aumentado en cantidad y en sabores, hasta llegar a aventurarse también en la producción de cerveza artesanal de café.
Al hablar de vinos, el que pone a degustar a sus visitantes, dice que el que él elabora se diferencia de los demás, “tiene una característica particular, no lo mezclamos con alcohol y utilizamos levadura solamente para aquellos vinos que la fruta tiene demasiada acidez como el limón, de resto es todo realizado con frutas totalmente orgánicas”.