“Allá el cebadero y allá el matadero” o también “allá el celadero y allá el celador”, así era como ella terminaba la canción que tanto le gustaba, mi vida es prestada, del Dueto Revelación, pero la forma correcta de la canción es “a él se la debo y a él se la doy”. El día que cumplía años, siempre pedía ser complacida con esa canción en la emisora Granada Stereo.
Por: Jeison A. Giraldo – Mazamorro
No sé si como en aquella serie de Popeye, esta Olivia a la que me voy a referir, tuvo en su vida algún Bluto que intentó robársela. Y es que Olivia Saturdina por su porte elegante y por su vida siempre tan ejemplar, enamoró a sus paisanos y, más de uno, por muy lejos que haya ido, siempre tiene que recordarla.
Después de hacer un campo semántico en la vida de Olivia Guarín -Saturdina-, quien se convirtió por mérito propio en uno de los personajes más ilustres que ha dejado la historia de Granada, uno podría encontrarse un montón de palabras que describen a la perfección lo que fue este ser tan querido por los granadinos.
Porque, aunque personaje, nunca fue agresiva; por el contrario, su inocencia hacía de ella un ser vulnerable, pero también su humildad, su incredulidad son algunas de sus cualidades que resaltamos, y preguntar constantemente “¿no’cierto?” para corroborar alguna información que decía.
Llevaba casi siempre con ella una estopa de color blanco sin amarrar y, con la sencillez que siempre la caracterizó, le pedía a cualquier conocido que le hiciera el favor de amarrársela. En ella llevaba varias pertenencias y la cargaba incluso últimamente.
Cuan si fuera una modelo, con su paso firme, las calles de Granada vieron desfilar por muchos años a Olivia Saturdina, un personaje tan granadino, que estamos seguros que se quedará para siempre en nuestros corazones.
Aunque Olivia parecía una niña a la que se le dificultaba hablar y no lograba coordinar la pronunciación, ella era muy inteligente para guardar en su cerebro algo cercano o que hiciera alusión a lo que quería decir. El sacristán caliente -Distrán caliente- o el tomenogén -Acetaminofén-, eran las recetas de ella para mejorarse de una terrible gripa.
A Oliva desde hoy la extrañarán la vereda El Vergel, las calles de Granada y todos granadinos, pues partió a la casa del Padre Celestial después de venir sufriendo algunos quebrantos de salud.