No había vuelto al estadio desde la primera vez. Esa frase se lee como si no hubiera querido buscar otra forma de empezar este texto, como si no me hubiera gustado la experiencia vivida allá. Hace 15 días fui a ver jugar a Nacional contra Millonarios y me acordé de aquella noche de abril en el 2013 cuando fui por primera vez a ver jugar al equipo.
Por: Jeison A. Giraldo
Desde hace 15 días, me prometí seguir visitando el Atanasio de vez en cuando, me merezco ese parche. Hacía 9 años que no iba a presenciar un evento de esos y luego de la pandemia tuve varios intentos de volver, pero por falta de quien me animara, no había podido asistir. Cuando llegué del partido entre Nacional y Millonarios le prometí a mi amigo Sebastián Martinez que pronto estaríamos él y yo en el estadio viendo un partido, pero no cualquier partido, tenía que ser uno bien atractivo. Ir con él era un sueño, y cuando se nos presentó la oportunidad de ir, nos pusimos las pilas, con tan buena suerte que nos dio para asistir a la fecha del clásico: Nacional vs Medellín.
Perdonando el pasado
Yo hubiese querido estar en el clásico en el 2005 para gritar el gol cuando Hugo Morales mandó ese derechazo, o cuando Jairo “el viejo” Patiño hizo ese doble enganche en el área para engañar al arquero del Medellín y convertir un golazo al estilo de él. Iiiissssss ¡cómo se me pone la piel cuando recuerdo! Creo que hubiera sido un recuerdo muy duro para mí haber podido estar cuando Mao Molina hizo el gol olímpico o cuando en el 2004 se nos escapó el campeonato, pero me hubiese gustado ver jugar a Nacional en ese entonces. Ese equipo en mi opinión, también mereció una
Libertadores.
Apenas vengo a despertar ese niño futbolero que tenía dentro de mi, hoy me perdono no haber tenido plata o un familiar con plata que gustara del fútbol para que me llevara al estadio. Ya sé porque me perdí todas esas cosas que antes les mencioné, hoy disfruto todo lo que me está pasando y veo el tiempo de Dios con mucha perfección.

La alegría se comparte con los buenos amigos
La mamá de Sebas me dijo: "esto es algo que jamás van a olvidar, y tan bueno Maza que lo van a vivir ustedes dos que son tan parceros" y la verdad que él es mi llave, mi bicho, mi muñeco, mi loco, mi tigre, mi cachorrito, mi parcero, mi amigo, mi hermanito menor, el príncipe y un
montón de adjetivos calificativos que siempre voy a guardar en mi corazón.
A modo de anécdota que me parece muy bonita, les cuento que mientras nos transportabamos hacia el Atanasio, Sebastián me preguntó: Maza si pudiéramos tener poderes ¿Cuál elegiría usted? Y le contesté, yo quisiera tener el poder de llevar la paz a todas las partes donde voy.
Me confesó que es muy intenso con las cosas que le gustan y con eso justificó todos los mensajes que me mandó pidiendo fotos y videos de La Sur cuando estuve en el estadio contra Millonarios. Cuando estábamos llegando a Medellin me pidió que chequeara su corazón para darme cuenta que latía más fuerte. El corazón de Sebas y yo se unieron a los instrumentos de la barra Los Del Sur, cuando nos la encontramos en la estación estadio, tenían el mismo ritmo y estábamos a punto de infartar, con ganas de que ese momento no se acabara.
Los mejores momentos no siempre necesitan fotografías, con sólo tener un corazón que se acelere cada que recuerde, es suficiente. El siguiente es el párrafo con el que más me enamoro. Lealo por favor, con el mismo amor que lo escribí.
Ir a ver el clásico, era el sueño de Sebastián Martínez y yo. Lo sé, es un sueño efímero y sobre todo fácil de cumplir. Pero me parece tan bonito igualarme con él para vivir esta experiencia juntos, porque aunque le llevo toda una vida, el destino guardó este momento para nosotros dos.
De resaltar es que los equipos Antioqueños dan ejemplo de paz porque es tal vez en la única parte del mundo donde las dos hinchadas están presente alentando a los equipos y eso es lo que hace un espectáculo para los asistentes. Los coloridos, la entrada de los equipos, todo lo que se vive en el estadio, es una de las muchas cosas que hace sentirse orgulloso de estas hermosas tierras antioqueñas.
El estadio es un espacio para descargar toda la mala energía, porque puedes gritar e insultar a todos esos personajes que te hacen dar coraje. Jugadores, directivos, y hasta los árbitros reciben de todo y aunque puede que no escuchen, usted se viene con una paz muy bonita.
Gracias a la mamá de Sebas, que sin dudarlo dejó cumplir este sueño. Gracias a Maria Camila Giraldo por ser cómplice de este sueño. Gracias a Cristian “Tirito” que es un curioso, a Juan Camilo “Niño”, a Juanes y “Monterico” que nos hicieron sentir bien mientras Sebas y yo
vivimos nuestro sueño, son unos seres muy queridos.