De la cuenca de San Matías, la que adorna sus montañas con surcos de zanahoria, papa, entre otras hortalizas que con sus colores diversifican el paisaje, ese que oxigena de aire puro lo pulmones de Isa. El campo, la familia, la cicla y el amor por su oficio son la gasolina que llenan el tanque de motivación de esta joven que desde los catorce años decidió buscar una fuente de empleo en lo que le apasiona, embelleciendo las uñas de sus clientas.
Por: Maria Londoño.
Durante tres años laboró los domingos en un salón de belleza y sin salirse de la línea Fashions, esa que las mujeres amamos, luego inició a trabajar con su hermana medio tiempo en el almacén de ropa y el otro tiempo lo dedicaba a su pasión, esa que inició desde muy pequeña con los barnices que su madre le compraba o los que se auto prestaba de sus hermanas, y con los que relata se pintaba hasta los dedos porque se comía las uñas.
A los seis meses decidió darle alas a su sueño, crear su propio spa. Coordina su sonrisa, el brillo en su mirada y expresa que es muy feliz realizando esta labor; sólo hay que mirarla en acción para ser testigo de su experiencia, perfección y creatividad que le pone para dejar hermosas las uñas de sus clientas. Llena de orgullo menciona que todo ha sido empírico, hasta que llegó el maquillaje semi permanente, en el cual sí se capacitó y el que ha sido el “boom” para sus clientas.

Despertar y saber que durante el trascurso del día vamos a realizar lo que amamos, ya es una bendición, “realmente a mí lo que más me gusta de mi trabajo es cuando termino de hacer unas uñas ver la cara de felicidad de mis clientas, que las uñas le quedaron muy bonitas, como ellas las querían o también cuando vienen a los veinte días, al mes, el esmalte en medio uña, y son, Isa llevo mucho tiempo con el esmalte, pero no se me ha levantado, yo soy la mujer mas feliz del mundo haciendo uñas”.
No es un secreto que muchos jóvenes quisieran emigrar del campo para la ciudad buscando mejores oportunidades, pero este no es el caso de Isa, a ella cuando le hablan de este pedacito de cielo se le ilumina el alma, “lo que más me gusta de mi vereda, que fue donde yo crecí, es la tranquilidad que uno encuentra; yo soy muy feliz en el campo, me encanta ver los atardeceres, admirar el cielo, es más quisiera en algún momento de mi vida poder vivir en la finca y poder seguir trabajando”.
Los sueños, la proyección, es quizás ese aliciente al despertar de cada mañana, “en lo que yo quisiera especializarme más es en el acrílico, me encanta trabajarlo, es una técnica súper bonita y quisiera perfeccionarme muchísimo más y poderle brindar ese conocimiento a muchísimas niñas”.