Es común verlo recorriendo las calles, tomando tinto o en el asilo jugando billar, como él suele llamar a Gardenias. Oriundo del corregimiento de Santa Ana, Víctor Julio Sossa Guarín, cuenta que durante su infancia y adolescencia se dedicó a las labores agrícolas. Menciona de una manera jocosa que asistió como a veinte escuelas y no aprendió ni la o, y al preguntarle cuál fue el motivo sin dudarlo menciona, “por rudo”.
Por varios años trabajó como cotero, descargando madera en San Luis, san Carlos, Medellín, continua, por todo eso. “Cuando se volcó la escalera, la verde, en la que también trabajé de bulteador, estuve no sé cuántos días en el hospital”.
De su vida amorosa recuerda que conoció a su esposa en la vereda Malpaso, y con la espontaneidad que lo caracteriza, relata que él andaba con un canasto detrás de ella, de esos que usaba para llenarlo de leña para hacer “cacao por aquí, y ella corría como de miedo y yo casi no la alcanzaba y, ya llevó más de 45 años de casados”.

De su memoria se ha borrado desde hace cuánto fuma tabaco. Lo que sí tiene muy claro es el por qué le gusta, “para echar humo bien bueno, por lo amargo y el sabor”. Sus gustos musicales van ligados a la vena campesina, en la que se lleva el género popular en la sangre, “pa' que velorios, camino a moroso”.