Por: Faiber Salazar.
Twitter: @Soy_Fai
Luego de alcanzar su jubilación como maestro, Arcesio Gómez decidió volver a vivir al campo junto con su esposa, más exactamente a la vereda Las Vegas, donde arraigado al campo y de la mano de sus padres, inició su recorrido por la vida, en la que ha hecho casi de todo.
Amante del campo y de la enseñanza, apasionado por los caballos y el ajedrez, y un enamorado de Granada y de su familia; en eso podría resumirse la vida de este hombre que, desde cualquiera de estos ámbitos, y desde muy joven, siempre se ha preocupado por aportar al bienestar de su pueblo y de sus habitantes.
Hijo de Pedro José Gómez ‘Penca’ y Bárbara Otilia Giraldo. Nació en la vereda Viboral, pero a la edad de tres años pasaron a vivir en Las Vegas. “Aquí bajamos en el año 1966, trabajábamos la agricultura todos, los hermanos y la familia. Siempre unidos todos”.
Su llegada al colegio de Granada se dio en el año de 1981 en donde, además de su labor como docente, desarrolló trabajo social y ecológico con sus estudiantes.
“Yo terminé normalista superior en el 75. Un día X, un domingo, llegó Augusto Urrea y me dijo Arcesio, por ahí hay un señor que nos va a palanquear a ver si conseguimos puesto como profesor. Él me dijo que fuéramos y a mí me dieron el puesto. Esa misma semana salió el nombramiento mío para Los Cedros”.
En Cocorná (vereda Los Cedros), tuvo su primera experiencia como docente. Hasta allí se desplazaba casi diariamente, y a veces hasta caminando, con tal de volver a estar en su casa y poder encontrarse con la que en ese momento era su novia, Consuelo Tamayo, y quien luego de cuatro años de relación se convirtió en su esposa y madre de sus 3 hijos. Luego pasó al corregimiento de Santa Ana como docente de secundaria y finalmente a la zona urbana del municipio.
Para don Arcesio, eso de pensar y planear bien cada cosa no se daba solo dentro de su labor como profesor. Sobre un tablero a cuadros blancos y negros, también planeaba cada jugada y el siguiente movimiento de su peón, alfil o reina.
Y es que don Arcesio es un apasionado del ajedrez. “Yo aprendí a jugar ajedrez solamente en Santa Ana, viendo a don Gerardo Mejía, compañero de nosotros y a Gabriela Quintero. Me fui yo encarretando hasta que aprendí a jugarlo”. En el colegio lideró un proyecto de ajedrez, del que salió un subcampeón departamental, y con algunos amigos practicantes de esta disciplina, conformaron el Club Amigos del Ajedrez del municipio que promueve diferentes encuentros, destacándose el que se realiza cada año el puente festivo del 20 de julio y al que han asistido deportistas, incluso, de países como Ecuador, E.E.U.U y Perú.
Las cómodas sillas de su casa o la silla de su escritorio de maestro solo las ha cambiado por la silla de su caballo, del que podría decirse, es en este caso su mejor amigo. “Eso va por dentro, el amor por tener los animales no es gratuito, por ejemplo, las cabalgatas yo las comencé y no las dejé. En el 68 hice la primera cabalgata al Peñol viejo. Fui en ese entonces con don Gonzalo Ramírez, con Leonardo Pineda, con don Horacio Salazar y los muchachos. Fuimos una vez al Peñol como 18 y llegábamos acá a la 1 o 2 de la mañana. Eso fue dentro del colegio, de la vida estudiantil, estaba por ahí en segundo de colegio”.
Dándole un sentido social a los momentos de integración y esparcimiento a caballo, don Arcesio promovió también la realización de cabalgatas con el propósito de apoyar obras e instituciones del municipio como el asilo San José.
Además de su cordialidad, de ser un buen conversador y de su capacidad y paciencia para enseñar, otro de los valores de don Arcesio es el amor que profesa por su terruño. “Este es un pueblo hermoso. A mí me llena de sentimiento cuando pienso en Granada maltratada… eso me duele”.