Uno de los sueños de Javier Alejandro Pineda Salazar (Javiercito), un niño ciclista cuya carrera solo le duró poco más de 36 meses −pues la enfermedad lo hizo retirar a los diez años de vida−, era conocer a su ídolo Nairo Quintana. Este campeón le cumplió ese sueño. Con lo otro que deseaba este niño exciclista, no ocurrió lo mismo, pues el 25 de agosto pasado quedó sepultado, al igual que su cuerpo, en la bóveda 203 del cementerio de Granada, Antioquia, su pueblo natal.