Con sus empanadas, doña Griselda y su hija le apuntan al proyecto ‘Las Arias’

Desplazarse a la ciudad huyendo de la violencia que azotaba al municipio, fue la decisión obligada de doña Griselda Arias, una de las tantas mujeres granadinas aguerridas para la que las incomodidades y trasnochos hacían parte de su día a día para poder sacar sus hijas adelante y obtener el sustento. Todas esas dificultades no lograron desdibujar la sonrisa que lleva siempre en su rostro. “Soy la señora que vende las empanadas allá en la esquina de la plaza, antes trabajé con arepas”. Con el orgullo que da el trabajo honesto manifiesta que “prácticamente con eso les pude dar siquiera hasta el bachillerato a mis hijas”.