La chispa que casi apaga un sueño.

Jerónimo Zora, es uno de los mejores amigos. Ha sido testigo de este capítulo importante, y describe a Juan Pablo como “un personaje muy alegre, divertido y llevado de su parecer. Se ha destacado por ser un ‘ pelao ‘   trabajador”

Por: Jeison A. Giraldo – Mazamorro.

Juan Pablo es apasionado, mientras estudiaba, en los ratos que le quedaban libres, se ponía a trabajar para ganar dinero y gastar en el colegio. Esa forma paralela de alternar estudio con trabajo, era como un traspaso, como un empalme que estaba haciendo mientras cursaba el grado 11, y aunque ama a Granada y se siente feliz estando aquí, dice “yo sé que no voy a lograr lo que quiero para mi vida aquí. Entonces partí hacia Cali el 29 de enero de 2025”

Con tan mala suerte que, al día siguiente, después de llegar a la Sucursal del Cielo, Juan Pablo se accidentó. En la terraza de la casa donde la tía, ubicada en el barrio El Poblado 1, recibió una descarga eléctrica “Mi tía me encontró en un cuarto piso, inconsciente, con la mitad del cuerpo hacia la calle y la otra mitad hacia adentro y con la camisa en llamas” dice Juan Pablo.

La última jugada en INEJAGO

Lo reconocían por la alegría. Junto con su compañero Jerónimo Zora, hicieron campañas para darle colorido a la institución. Fue así como lograron obtener buenas relaciones con todos en el colegio, tenían equipo de microfútbol con los profesores y de esa forma se la gozaron porque sabían que estaban terminando una de las épocas más hermosas de la vida: el colegio.

El campeonato con los profesores era de Inter-Descansos. Llegaron a la final y aunque no lograron ganarla, fue un impacto muy importante porque hacía mucho tiempo que no se veía en la institución.  “Creo que dejé un buen legado en el colegio, ayudé a mejorar las instalaciones. Yo era el amigo del pueblo” así se describe Juan Pablo cuando le pregunté sobre el recuerdo de ese último año en INEJAGO.

Le gustaba debatir, conversar de la actualidad del país “Hablaba bobadas con los profesores y compañeros, pero cuando había que hablar seriamente, nos tomábamos un tinto y lo hacíamos de buena manera” agrega Juan Pablo, acertando que efectivamente siempre tuvo muy buena cordialidad con los profesores.

El accidente

Cuando Juan Pablo llegó a Cali, casi que, sin instalarse del todo en la ciudad, sin siquiera tener tiempo para extrañar todo lo que había dejado en Granada, ocurrió algo que marcó para siempre su vida “Ese viernes, recibí una llamada, la contesté, era como algo muy importante para mi futuro. Entonces yo iba a comunicárselo al primo mío y el nerviosismo hizo que yo me pusiera a ser movimientos porque es algo que me caracteriza”

La llamada la contestó en la casa, pero decidió subir a la terraza para estar en soledad y poder expresarse bien sin interrupciones, al hacer tantos movimientos, y en uno de los desplazamientos por toda la terraza de la casa de la tía, Juan Pablo pasó la mano cerca de una cuerda de alto voltaje “Una cuerda que puede tener de 2000 a 40.000 volteos. Se dice que la que me dio la corriente eléctrica tenía 10.000 volteos”

Inmediatamente quedó inconsciente. La tía fue la primera que lo vio, tenía la camisa incendiada, se la quitaron y el cuerpo presentaba quemaduras. “Ella escuchó un ruido y unas chispas que cayeron. A mí

lo que me salvó fue la baranda del balcón, porque yo descargue mucha electricidad en eso. Incluso se hicieron como unos puntos de soldadura”

Proyecto de vida

La vida es como un largo trayecto en bus, uno viene a ubicarse en la silla sólo al final del viaje. Digo esta frase porque parece increíble que Juan Pablo, después de esforzarse por sacar los buenos resultados en las notas del colegio, de superarse para tener una vida llena de logros, de los grandes debates que sostuvo en el colegio con compañeros y profesores y sin siquiera comenzar a desarrollar su vida de adulto fuera de las aulas, es decir, apenas saliendo al ruedo, tuviera un accidente que posiblemente lo hubiera dejado sin vida.

Los debates que sostenía en el colegio, lo perfilaban a futuro como un líder granadino. Cuando tuve la oportunidad de hablar con Didier Giraldo Hernández, quien fue educador de él en el colegio, me aseguró que Juan Pablo tenía mucho interés por ser una persona sobresaliente en Granada y como ya lo dije anteriormente, a él siempre le ha interesado ser un joven inquieto por los temas del país.

Hay veces, cuando tenemos la oportunidad de conversar y tomarnos un tinto, de la nada, Juan Pablo me pregunta que, si yo le veo a él potencial para ser alcalde de Granada, por ejemplo.

Pero no solo eso, en el proyecto de vida de Juan Pablo deben de reposar un sin número de sueños, profesiones y cosas por hacer a futuro. Por eso no deja de ser impactante que los ex compañeros del colegio, compartieran fotos de él en las redes sociales, como muestra de apoyo mientras realizaba el proceso de recuperación, porque ¿Quién mejor que ellos, que lo escucharon tantas veces hablar de su futuro y conocían de primera mano las oportunidades que tenía por delante?

Volver a nacer en piel nueva

A kilómetros, estaba toda su familia. Entonces el hermano consiguió tiquetes para viajar junto con el papá y la mamá desde Medellín. Cuando llegaron a la clínica donde lo estaban atendiendo, todos entraron de a uno porque para ese momento Juan Pablo estaba en UCI “Los médicos les decían a mis familiares que yo escuchaba. Ellos me hablaban, pero yo no recuerdo eso, los sentía porque me dicen que lagrimeaba y le apretaba la mano a mi mamá cuando ella me decía cosas”

En el hospital, Juan Pablo, vive un mundo de situaciones que son propias en un escenario como ese, tales como darle prioridad a otras personas que presentan enfermedades más graves que él, traslados, etc…

Recuerda que tenía mucha sed y estaba débil. Mientras estuvo en UCI los médicos le hacían curaciones, le ponían una tela que hace que las heridas boten líquido, unos días solo lo hacían una vez, pero había días que tenían que hacerle ese procedimiento dos veces porque la piel quedaba muy húmeda. “es muy doloroso, incluso en algunas veces me llegaron a dar la ketamina, una droga demasiado fuerte para someterme a ese dolor. Porque la piel que estaba buena se la vuelven a dañar porque está regenerándose y necesitan estimular el nervio y que salga más rápido y de la mejor manera”.

En UCI estuvo 15 días, pero pudo haber salido antes, sucedieron algunas cosas que no se lo permitieron. “Por ejemplo un día me estaba dando fiebre y eso es un síntoma de infección, entonces los médicos llegaron a realizarme hemocultivos. Recuerdo que trataron de chuzarme y no me podían coger la vena, me tocaron el nervio y sentí un calambre y yo les decía que no me quería volver a encalambrar”

Lecciones que deja el dolor.

Después de salvarse, de no haber caído al vacío cuando quedó inconsciente, luego que las cuerdas le dieron corriente en el cuarto piso, precisamente en el momento en cuando la vida le estaba dando una segunda oportunidad, no es en vano pensar en su rostro y figura. Aún con vendaje, Juan Pablo nunca pensó en quedar diferente “yo solo pensaba en salir de eso y estar bien. Aunque yo estaba vendado la cara, sabía que, si alguien me veía, quedaba impactado, pero yo sabía que todo eso era parte del proceso y creía que me iba a mejorar”

Aunque no está recuperado cien por ciento, hoy nuevamente se ve andando las calles de su amada Granada. No sabemos si en el futuro, la vida lo vuelva a llamar a Cali o a cualquier parte del país o del mundo para seguir realizándose, lo cierto es que aprendió que la vida es una sola y hay que disfrutársela, por eso hoy Juan Pablo piensa que “La vida nos da golpes fuertes, pero cada quien decide como los toma. Muchas veces es cambiar la perspectiva y afrontarla. Los momentos difíciles generan aprendizajes, por eso hoy en día, doy gracias a Dios por esta experiencia que he vivido, porque no es raro tener un accidente, sufrir del dolor y llorar después de todo porque somos humanos y sentimos. Si no vivimos para mejorar ¿entonces para qué?

Porque al final, no se trata solo de sobrevivir a lo que nos pasa, sino de transformarlo. Juan Pablo lo entendió en carne propia: cada paso que vuelve a dar por las calles de Granada no es solo un acto físico, sino una declaración de vida. De ahora en adelante, más que mirar atrás, elige caminar hacia adelante con propósito, gratitud y la certeza de que, incluso después del dolor, siempre hay una nueva manera de empezar.