Por: Hugo de Jesús Tamayo Gómez.
“Llévenselo para la casa, denle el gusto que más puedan. Breguen a no decirle no a lo que él pida. Que lo único que nos advertía, era que mantuviéramos el tramadol y la morfina. No lo dejen aguantar dolor por falta de esta droga; pero que con el niño no hay nada qué hacer”. Estas fueron las palabras contadas por Oliva, su madre, de uno de los galenos que atendió a Javiercito; niño que aprendió a montar en bicicleta en una que le prestaba un vecino y que, un mes después de haber cumplido sus siete años, ganó el primer trofeo. El último lo obtuvo cuando todavía era un niño de diez añitos; pues su corta carrera deportiva terminó con una competencia en mayo de 2019 porque los quebrantos de salud lo obligaron a retirarse.