Viernes, 03 2024 May

Las huellas de sus botas van quedando marcadas a cada paso que conduce a su hogar, ubicado a sólo unos minutos del crucero de Las Vegas. Al llegar allí la brisa y la vista se vuelven el atractivo de este lugar. Desde la acera de su casa al lado de sus dos hijos cuenta de su emprendimiento el cual consta de cajas de regalo, desayunos, anchetas, carteleras, tarjetas y decoración para todo tipo de fiestas.

Los emprendimientos se han convertido en el salva vidas de los jóvenes granadinos que se resisten a dejar su pueblo, este el caso de Dulce Alegría MTM, un proyecto familiar que nació en tiempos de pandemia.

Mientras amasa la mezcla de buñuelos, don Jesús relata que su día inicia a las 4 de la mañana. Todavía está oscuro cuando llega la buñuelería, luego se desplaza hasta Intercomputo y, al llegar allí, la trabajadora ya ha adelantado parte del proceso que consiste en preparar el queso con la harina, huevos, hacer la mezcla y molerla, para luego disponerse a darle forma a los buñuelos, fritarlos e iniciar con su distribución en las cafeterías alrededor de las 6 de la mañana.

Sus primeros años transcurrieron en la vereda Malpaso, donde rodeada de naturaleza y de su familia, aprendió a disfrutar de las cosas más sencillas como cualquier niño de su edad. Estudió en la escuela de la vereda hasta el grado cuarto, cuando tenía doce años, y posteriormente se trasladó junto a sus padres y sus hermanos a la cabecera municipal.

Inicialmente Manuel pareciera ser un hombre irreverente y como que parece que no va a caer bien en el grupo, luego te das cuenta que su cultura es así. No se guarda nada de lo que piensa y por eso hay veces se dificulta comprenderlo.

Un dulce, una palabra cordial y un trato amable, seguramente siempre recibirá cualquier persona de parte de Darío Giraldo; estos fueron los cimientos que fue solidificando en sus años de infancia en la vereda La Cristalina, en compañía de sus padres y sus tres hermanos, mientras disfrutaba de la paz del campo. Recuerda que allí vivió una niñez inolvidable, en la que disfrutaba de juegos como carritos, quemados, bolitas, yoyo, y de todos disfrutó en compañía de sus primos.

No había vuelto al estadio desde la primera vez. Esa frase se lee como si no hubiera querido buscar otra forma de empezar este texto, como si no me hubiera gustado la experiencia vivida allá. Hace 15 días fui a ver jugar a Nacional contra Millonarios y me acordé de aquella noche de abril en el 2013 cuando fui por primera vez a ver jugar al equipo.

A sus 8 años Jacqueline Zuluaga ya tenía claro cuál era la profesión que ejercería más adelante. Con un brillo en su mirada y haciendo un viaje al pasado relata que, cuando pasaba por las peluquerías, su atención se concentraba en cómo realizaban los peinados, quizás como cuando un niño de escasos recursos pasa por las vitrinas de un almacén y ve el juguete de sus sueños, “yo decía esto tiene que ser lo mío”.

Ni siquiera terminar la Semana Santa “molido, rendido” le minimiza el deseo de que esta época llegue nuevamente para calzarse su uniforme de soldado romano y recorrer las calles de Granada en las diferentes procesiones.

A propósito del día mundial del síndrome de Down, comparto con ustedes la bonita historia de María Juliana, mi sobrina que se ha convertido en el amor de todo el hogar. 

Sandra & Johnny son una pareja que viven en La Piñuela, el único hijo que tenían era José Miguel, seguidor del DIM y el Real Madrid, apasionado por el fútbol y destacado por los buenos resultados en el colegio.  José Miguel quería tener un hermanito para poder jugar porque entre otras cosas el juego con sus amiguitos vecinos no lo complacía totalmente.