«La pena hay que dejarla amarrada de una pata de la cama»: Don Marco Antonio Galeano

Don Marco Antonio Galeano, es un señor en todo el sentido de la palabra, de estatura baja, piel morena, ojos pequeños y un bigote de esos característicos de los hombres de nuestra región. Es una persona enamorada de su pueblo, pero en especial del campo «a mí me gusta del pueblito, la gente, la amabilidad de la gente. Se encuentra uno con personas amistosas, uno se ve feliz, contento con la gentecita y con los que le han ayudado a uno”, expresa en un momento de la charla.

Durante 50 años ha vivido en la vereda Las Faldas, de donde sólo salió por causa de la violencia que padeció nuestro municipio años atrás. Sin embargo, únicamente lo hizo para la zona urbana, “allá levanté la familia y aquí me quedé mijito. Fíjese que en Cali viven 6 hijos y me dicen que me vaya pa’ Cali a vivir y beeeendito, a mi no me entra nada, a mí la finca es la que me da todo papá. Es que se va uno pa’ la ciudad y que tristeza uno por allá sin hacer nada”, dice con algo de nostalgia al recordar aquellos sucesos y luego finaliza con una carcajada quizás volviendo a su presente tranquilo.

“En el campo me siento bien, me siento como en el cielo porque la finquita es una hermosura pa’ uno vivir. Rico, rico, yo en la finca vivo bueno”. Al momento resurge de nuevo en él una sonrisa.

En su rostro se puede ver la alegría y la calidez de los granadinos, y basta hablar con él para darse cuenta que su principal valor es la humildad. Sus manos un poco maltratadas por las labores del campo dejan ver el empuje y el tesón que poseen todos los campesinos de nuestra tierra.

Don Marco Antonio es casado con doña María de la Luz Castaño, “una mujer verraca y echada pa’ delante” como él la describe. Escuchando la forma en cómo se refiere a ella, su esposa, se puede percibir el gran amor que le tiene y que es creciente después de muchos años de matrimonio y de compartir momentos buenos y no tan buenos. “Yo adoro a mi viejita” dice, y posteriormente viene un “¿qué hiciera yo sin esa mujer?”.

Con ella, don Marco Antonio tuvo 18 hijos, de los cuales 14 aún viven y como él lo expresa “son el apoyo de cada día”.

Admiro de este hombre además de su humildad, la manera de decir las cosas, su simpleza para expresarse y esa energía y vitalidad que hoy por hoy nos hace falta a muchos jóvenes.

Gente como don Marco Antonio es la que ha hecho posible que en Granada al día de hoy aún se conserven importantes valores y tradiciones que son características solo de nuestra tierra, de nuestra gente.