El padre Oscar Orlando fue un papá que haciendo “de tripas corazón” ayudó a que sus fieles lograran seguir adelante, cada uno de sus sermones eran como un ladrillo puesto para reconstruir una pared, y él logró hacer eso con la moral de los granadinos. En medio de las balaceras, escuchar las homilías del padre Oscar o una carcajada suya, aunque el tiempo no estuviera para reírse demasiado, reconfortaba a casi todos, pues sus palabras nunca evidenciaron el miedo que muy seguramente como humano también sintió.
Recientemente, por iniciativa de los integrantes del chat ‘Huellas de mi bello pueblo’, el padre Oscar Orlando Jiménez recibió un reconocimiento por el trabajo que realizó en nuestro municipio entre los años 2000 y 2008, pero muy especialmente por el apoyo moral y la fortaleza que transmitió a los granadinos durante la época más cruda del conflicto armado.
Todo su trabajo durante esos 8 años, aunque sin más interés que el de servir, le valió para ganarse el cariño y gratitud de todos los granadinos, y hoy, más de 20 años después de aquellos sucesos, todo ese cariño sigue intacto, y en cada oportunidad que se presenta así se lo hacen saber. Gracias padre Oscar.