Ellas sin ningún reparo dedican madrugones y trasnochos al cuidado de los adultos mayores, “para mí, más que un trabajo es mirar qué les puedo ofrecer como persona, como consagrada; es pensar como lo haría Jesús que es tan generoso con quien más lo necesita».
“Todo lo puedo en aquel que me conforta, sino fuera por él que nos da esa fuerza, yo no podría realizar este trabajo, porque sí, a veces uno se cansa, y se pregunta cómo hago para atender a éste que tiene estas características tan particulares; el señor nos va dando esa fuerza, porque no es por nuestros méritos, él está con nosotras en esta labor”.
Las hermanas hacen el rol de enfermeras, terapeutas, recreacionistas y otras innumerables atenciones que les brindan a los abuelos “no solamente es vestirlos, es ver qué les podemos dar, que se sientan como una familia, porque han dejado un pasado, una historia y aquí no encuentran todo perfecto como en su casa, pero sí encuentran apoyo y unas manos que les atienden con inmenso amor”.
“Me siento muy feliz, alegre y contento… Porque aquí es bueno”. ¿Cómo se la lleva con los compañeros? “más o menos bien, bien”.
“Aquí hay veces que hacemos mecheros, ¿entiende?, pa’ hacer de eso que trapea… trapeadoras», expresa con alegría Gustavo Ossa, adulto mayor del asilo San José.
“Todo lo puedo en aquel que me conforta, es la frase que me anima, me empuja a este trabajo que realizo con estas personas que requieren de tanta atención”.
A está misión muchos son los aclamados, pero pocos acogen el llamado, “para mí el trabajo con los ancianos desde que inicié mi etapa de formación, veía yo que podía darles y también recibir, y ha sido una experiencia muy buena para mí, gratificante, porque el saber que estas personas están llegando a sus últimos años de vida en los que necesitan y agradecen el apoyo que se les brinda… Esa es la riqueza más grande”.
«Ave maríaaaa, felices que vengan a visitarme, porque es muy bueno que vengan a visitarlo a uno”.
«Vengan pues a visitarnos aquí al asilo San José, aquí los esperamos a todos y muchas gracias por venir», es la invitación que hace Gustavo Ossa, adulto mayor del asilo San José.
“Dios les pague a todos por su aporte al bienestar de los ancianos y la invitación para que sigan viniendo a esta casa que es de todos”.