Granada, nuestro querido municipio del oriente antioqueño, es más que un lugar en el mapa; es la cuna de hombres y mujeres que han sabido levantarse con dignidad frente a la adversidad. Aquí, cada rincón, cada casa, cuenta una historia de resistencia y valentía.
Por: Edison Giraldo, concejal de Cali.
Hace poco más de dos décadas, nuestra tierra fue sacudida por una tragedia que parecía irreparable. En el año 2000, el estallido de 400 kilos de dinamita nos dejó cicatrices profundas: vidas perdidas, hogares destruidos, sueños apagados. Pero si hay algo que caracteriza a los granadinos, es la verraquera. No nos rendimos. Desde las ruinas, renacimos, reconstruyendo piedra por piedra, con el alma firme y el corazón lleno de esperanza.
Hoy, Granada no solo ha sanado sus heridas, sino que se ha levantado con más fuerza que nunca. En cada calle, en cada sonrisa de nuestros habitantes, se siente el fruto de años de esfuerzo. Nuestro municipio, que antes fue símbolo de dolor, hoy es testimonio de lo que se puede lograr cuando la comunidad trabaja unida. Porque aquí no solo se trata de sobrevivir; se trata de prosperar, de demostrar que la solidaridad y el empeño son el motor que nos impulsa hacia adelante.
Muchos de nuestros paisanos, obligados a salir en busca de nuevas oportunidades, han dejado huella en cada rincón del país. Medellín, Cali, Bogotá, y otras grandes ciudades, han sido testigos de la fuerza granadina. Esas ‘Colonias Granadinas’, como cariñosamente las llamamos, son más que grupos de personas; son redes de apoyo, espacios de creación, donde nuestros valores de esfuerzo y unión siguen vivos.
Desde el comercio hasta la política, pasando por el emprendimiento y el trabajo social, los granadinos que un día se fueron han sabido enaltecer el nombre de nuestro municipio. Cada empresa que han levantado, cada empleo que han generado, no solo beneficia a quienes los rodean, sino que es un orgullo para todos nosotros.
Ahora, el llamado es claro: a todos aquellos que han llevado el nombre de Granada en su corazón, los invitamos a mirar de nuevo hacia sus raíces. Es hora de devolverle al municipio un poco de todo lo que nos ha dado. Pongamos nuestro conocimiento, nuestra experiencia y nuestra capacidad al servicio de nuestra tierra. Solo así, trabajando juntos, podemos garantizar un mejor futuro para las generaciones venideras.
Granada nos necesita hoy más que nunca. Y nosotros, con el mismo coraje que nos caracteriza, responderemos al llamado.