La Cascada, el sabor dulce de Granada

La emisora Granada Stereo, visitó las veredas Minitas, Reyes y La Cascada para presentar el proyecto “El arte del movimiento”, una propuesta apoyada por el Ministerio de las Culturas, Las Artes y los Saberes, que pretendía mostrar el resultado exitoso de horas de ensayo que dio a conocer el talento de un semillero de niños que danzaron y presentaron una obra de teatro en estas veredas.
Por: Jeison Giraldo, locutor Granada Stereo.

Luego de la presentación del proyecto, al final de la jornada, realizábamos un conversatorio con todos los habitantes de las veredas que visitamos, y para mi fue un gusto dirigir el conversatorio en la vereda La Cascada, pues desde mi niñez me la trasegué y, desde siempre, he guardado un cariño bonito por esta comunidad.

La cascada es ese hueco estético que se ve a mano izquierda cuando uno va pasando por la vereda El Roble para Santa Ana, adornada de matas de caña y de gente bonita de apellidos Quiceno o Quintero que se han dedicado toda la vida más que todo a la producción de panela.

No deja de ser una de las más habitadas de Granada y sus pobladores unos animados para lo que sea, pues eso lo pudimos evidenciar con todas las actividades que desarrollaron ellos mismos ese día para hacer de una forma reciproca el acto cultural. Nos hicieron sentir como en casa.

Mientras realizaba el conversatorio con la profesora Diana Trejos, con Naudin, Iván y Henrry, todos Quiceno, habitantes de la vereda, recordaba tantas cosas que viví mientras me iba a acompañar a mi hermana Nubia a comienzos de este siglo, cuando la guerra más cruda se desarrollaba en Granada.

Resulta que para ese tiempo, yo siendo un niño aún, tenía que ir hasta La Cascada periódicamente y para nadie es un secreto que esta vereda fue un escenario que permitió a los grupos ilegales realizar actos que no vale la pena recordar. Con escasos 6 años me montaba en la escalera y tenía que soportar retenes y hasta ver gente armada en el trayecto.

Ir donde mi hermana era un acto de valentía no solamente para mí, sino también para mis padres porque en ese entonces no había forma de comunicarse para poder confirmar si llegué o no, solamente la fe tranquilizaba al resto de mi familia, porque el pánico constante que teníamos todos en Granada, era que en cualquier momento hubiera un enfrentamiento o cosas por el estilo.

Hoy en día, después de casi 20 años, me pongo a evaluar junto con mi familia la valentía mía para poder ir hasta esa vereda solo. Adicional a eso recorrer un camino casi de media hora desde la carretera hasta donde vivía mi hermana.

Hoy da un gusto ver el progreso que ha tenido esta comunidad, la carretera ya llega hasta la escuela y a pesar de que laciudad siempre tienta a los jóvenes de hoy, no deja de ser productora de panela. Siempre es un gusto visitar esta vereda y recordar todos esos momentos difíciles que me hicieron un niño valiente.

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