El futbolista

Por: Jeison A Giraldo.

La historia que les voy a contar a continuación, se desarrolla en el bar Entre Tiempo, en pleno centro de Medellín a una cuadra de la estación San Antonio del metro, donde conocí al granadino Rafaél Noreña. Lo cierto es que él y yo tenemos varios amigos en común y sin pactar cita se reunió una courte hasta lo más de buena. Entre trago y trago el hombre le pidió a la mesera, una mona hermosa que nos atendía, el tango “El sueño del pibe” y cuando sonó, alzó la copa y dijo duro: Esta si me hace llorar y tomar lo que quiera. TEMAZO, dijo mientras se llevaba la copa a la boca.

¨Vas a ver que lindo cuando allá en la cancha

Mis goles aplaudan seré un triunfador

Jugaré en la quinta, después en primera,

Yo sé que me espera la consagración¨

Como con ganas de que todos tuviéramos claro lo que pasaba con esa canción dijo Rafaél: Cuando yo jugué en las inferiores del Deportivo Cali, cada rato escuchaba esa canción y me ponía a llorar.

Al mejor estilo de hombre chismoso o más bien de persona que quiere escuchar el relato de alguien que se quiere confesar, le dije que me contara pues la historia de esa canción y el recuerdo que le traía mientras estuvo en el equipo Azucarero.

“Mi mamá siempre quiso que yo fuera un jugador de fútbol profesional, intentamos por varios medios, pero no nos dió. Hasta tristeza me da porque nunca salí en las primeras páginas de los diarios y si usted me pregunta porque nunca me hice conocer en Granada, la respuesta es muy fácil. Estamos hablando de los años 80”s y no era como ahora que cualquiera gana algo y lo publican los medios para los que usted trabaja” me dijo Rafael.

Ya es un hombre entrado en edad, quiso haber jugado fútbol profesional, haber sido convocado a la selección, jugar mundiales… En fin, todo lo relacionado con ese deporte.

No pudo hacer su sueño realidad. La vida continuó, el hombre se dedicó a recorrer las ciudades del país vendiendo productos, correría le dicen a eso.

Se le salen las lágrimas porque su madre siempre lo quiso ver triunfando, dice que “El apoyo que yo le brindaba a él, no es como el que dan las mamás, yo sabia y soy testigo del talento que tenía mi hijo” dice doña Cielo. Los amigos que están en la mesa compartiendo con nosotros dan fe que todavía tiene movimientos en la cancha y que se le nota que hizo un trabajo bastante grande para lograr el sueño que nunca alcanzó.

Ejemplos parecidos

Nelson “El Pipino” Cuevas, es un jugador de fútbol de origen paraguayo. Uno de los goles más cantados de él fue con River Plate en el clausura del 2002 frente a Racing. La escena es la siguiente: Se jugaban los minutos de reposición y cometieron una falta cerca al arco, antes del equipo rival definir quién sería el encargado de patear el balón, hubo una riña y el arquero de River le pegó una patada a un jugador de Racing lo que significó la expulsión.

El tiro libre era una oportunidad para Racing, pues ya se habían agotado los cambios y no se podía meter un arquero; el equipo rival tenía el plato servido para convertir el gol.

Finalmente se cobra la falta y con tan buena suerte para Cuevas, el balón pega en la barrera y se da el contragolpe. “El Pipino” quedó mano a mano con el arquero, se lo saca y hace el gol que le dio el campeonato al River Plate.

La vida futbolística de Cuevas, estuvo marcada siempre por la influencia de su mamá. Ella fue la representante y hasta protagonizó varias polémicas como por ejemplo haber juntado firmas para que despidieran al técnico de Paraguay. Buscó varias veces a Ramón Diaz, técnico de River, para conversar con él y decirle que pusiera a jugar a Nelson. Es más, la llegada de él a River, fue gracias a ella.

Cualquier día en un programa de televisión “El Pipino” contó la particular anécdota de cómo su madre pasó por varias oficinas del Monumental en Argentina con la idea de convencer a los dirigentes del equipo para que compraran a su hijo.

Él apenas era un joven que había hecho un papel protagónico con la selección de su país en el Sudamericano de Mar de Plata y no se imaginaba que su madre estaba como loca buscando un puesto para ponerlo a jugar en uno de los equipos más grandes de Argentina. “Ella estaba en el estadio y después del partido del River Plate la vieja va y hace hasta lo imposible por reunirse con el presidente del Club”. Contaba Cuevas, le tocó esperar 4 horas para que la atendiera porque el presidente pensó que poniéndola a esperar, ella se aburriría fácilmente y se iría rápido.

Después de 4 horas el presidente llamó a su secretaria y le pregunto que si la señora todavía seguía ahí, la respuesta fue que sí, que la señora seguía con su firme deseo de conversar con él. Hágala pasar, fue la orden del presidente del River. La señora pasó y cuando entró, cantó esta canción.

“Una noche tibia nos conocimos

Junto al río azul de Ypacarai

Tu cantabas triste por el camino

Viejas melodías en guaraní”.

“Canta usted muy bonito, señora” Le dijo el presidente del club a la mamá de Cuevas. “Vengo porque quiero que compre a mi hijo. Yo quiero que él juegue aquí y solamente aquí, en ninguna otra parte del mundo… solo aquí” le dijo la mamá de Cueva al presidente La señora manoteaba y le pegaba al escritorio en una forma única de convencer al presidente para que su hijo fuera tenido en cuenta en el equipo dirigido en ese entonces por Ramón Diaz.

Los sueños necesitan paciencia y tiempo. Y para hacerlos realidad se necesita ser arriesgado así como la mamá de Nelson Cuevas, se necesita valentía para poderlos cumplir como cuando lo soñó. “Hasta tristeza me da porque nunca salí en las primeras páginas de los diarios y si usted me pregunta porque nunca me hice conocer en Granada, la respuesta es muy fácil. Estamos hablando de los años 80”s y no era como ahora que cualquiera gana algo y lo publican los medios para los que usted trabaja”.

Las primeras palabras de Rafael pueden reflejar egocentrismo para muchos, pero para otros puede reflejar ganas de ser un ejemplo, de haber realizado cosas grandes y decir con orgullo: Soy granadino. Cada quien se queda con cualquiera de las dos versiones anteriores.

Su amabilidad, no refleja para nada la vida en el recorrido de un niño, adolescente y viejo que prácticamente la vivió solo. Lo digo porque según los grandes sermones de los curas en las iglesias y todo lo que dicen los viejos; la primera escuela es la casa y la casa de él siempre ha sido un lugar incierto, pues ha sido un hombre aventurero, lo cual le ha permitido conocer muchos lugares.

En las primeras palabras de Rafael que son con las que abro esta historia, veo ironía para conmigo que soy quien lo estoy entrevistando y también para la emisora Granada Stereo que es el medio para el cual trabajo. Además veo rabia con el tiempo porque no es actualmente protagonista; seguro si hubiera logrado ese mismo éxito actualmente la historia sería otra.

En la actualidad, gracias al crecimiento de la tecnología y lo atrapado que tienen las redes sociales al ser humano hoy muchas personas en Granada tienen más apoyo y periodismo. Hay muchos deportistas granadinos que sin ser famosos se destacan y han sido reconocidos primero por su esfuerzo y segundo porque gracias a Dios los medios locales han cogido mucha fuerza y ayudan a mostrar esos logros, hoy él sería un hombre reconocido, ocuparía las primeras planas de las revistas, sería el primer titular en cada emisión de los noticieros, los paisanos compartirán los links de las noticias y hasta ayudarían para los gastos que requiere ser jugador profesional…

Mientras estamos sentados en las sillas del bar “Entretiempo” en pleno centro de Medellín, Rafael me habla de su vida en Granada, pueblito que llevará en su corazón y del cual fue embajador mientras estuvo luciendo las camisetas de algunos equipos reconocidos del mundo.

Qué casualidad, pensé yo. Varios años después de todo eso que él vivió, estábamos sentados, tomando cerveza, viendo la final de la Champions League entre el Manchester City y el Liverpool a un año de la pandemia en un bar que se llama “Entretiempo”.

Su relación con la mamá

“Mi mamá vivía en España, pero no me podía cuidar… Además yo no me veía en el viejo continente, había algo que endulzaba mi niñez en Granada, entonces me vine a vivir con mis abuelos. Ellos fueron los encargados de la educación, la alimentación y todo el cuidado mío durante un tiempo”.

Debemos tener en cuenta que cuando eso no era tan fácil transportarse, al menos en las tierras del Oriente Antioqueño, pues las vías eran muy intransitables y no había forma de viajar a la capital antioqueña cada que le diera la gana.

Para poder ir a Medellín, tenía que ser en camionetas que eran propiedad de los “Zora” y luego fue creciendo el presupuesto y a medida que fue creciendo la necesidad de transportarse a la ciudad, los “Zora” se consiguieron carros “Chivas” ya que no alcanzaba para transportar la gente y los equipajes o maletas de la gente.

La vía Granada – Santuario, para seguir contextualizando, solo vino a ser pavimentada en la administración municipal de Jorge Alberto Gómez, precisamente en el año 1996.

Fue entonces un factor que influyó para que la mamá de Rafael se desentendiera de él. Pues si para ir a Medellín era complicado, imagínese usted para girar dinero desde España y más complicado aún ir a reclamarlo, entonces Rafael apunta “Y si alguna vez mi mamá giró dinero, posiblemente los tíos en Bogotá se la dejaban para ellos”.

Pero no todo era malo, tenía un talento increíble para el fútbol: Era, según él, el retrato de “Carlos ‘el pibe’ Valderrama y Faustino Asprilla de mitad de cancha para arriba” Y en una de las visitas a Granada que hizo su tío Argiro al que por cariño le decía “Cheveroni”, se dio cuenta del talento que tenía su sobrino y dijo “Hay que explotar el talento de este muchacho” se lo llevó a vivir a Cali y se convirtió, por decirlo así en el padrino y el que lo acompañó en ese camino.

“A Cheveroni nunca le vi mala intención. Por ejemplo, decir que él luego me pediría devolver todo eso que él invirtió en mí, NUNCA. Y nunca lo hizo” Era una reciprocidad, Rafael respondía con buenos resultados en la cancha y en las aulas de clases y él le costeaba todo lo que necesitaba.

Atrás habían quedado las malas relaciones de un niño con los abuelos y el recuerdo de estar varios años desescolarizado por falta de un acudiente, ya que los viejos no quisieron ser sus representantes en la escuela debido a su mal comportamiento y ya iba para el segundo año repitiendo el mismo grado.

“Todo eso, mazamorro, porque no había cómo comunicarnos con mi mamá para contarle sobre mi comportamiento y si no yo hubiera saltado a Europa de una” me dice Rafael después de mirarme picaramente y soltar una sonrisa. Le contesté rápidamente, hubiera llegado a Europa, si señor, pero no por talento como lo hacen los grandes futbolistas ¡malparido!

Para el tio «cheveroni» no fue fácil, porque pues ustedes se pueden imaginar lo complicado que era buscarle equipo al muchacho en Cali y aunque tenía buenos ingresos, estaba mamao de estar transportandolo para que lo vieran los cazatalentos, cumplir los horarios de entrenamiento era complicado.

“Yo no sé cómo hizo mi tío, era una obsesión de él por verme en el fútbol profesional y hoy le doy las gracias, porque la verdad que en ese tiempo él,solo quería que su sobrino fuera jugador profesional”.

Yo había escuchado que muchos futbolistas granadinos habían querido llegar a jugar en un equipo profesional, que varios tuvieron la fortuna de entrenarse en las inferiores de equipos como América, Quindío, Atlético Nacional, entre otros… pero que ninguno había sido capaz.

Victor Hugo Aristizabal, máximo goleador en la historia de Atlético Nacional, reconoció en una entrevista para los medios de comunicación locales, que sus abuelos eran de Granada – Antioquia. Eso fue en el coliseo, una vez que jugó un partido amistoso junto con otros jugadores profesionales en una estrategia que implementó el gobierno de ese entonces que se llamó “Me la juego por las víctimas”.

Rafael tuvo la oportunidad de llegar al fútbol profesional en dos ocasiones, en primer momento con el América cuando el profe de las inferiores era Daniel Silguero. “Yo era un tipo independiente, pues no venía recomendado de ningún otro equipo, solo por todo lo que había hecho mi tío” agrega Rafaél.

Tímido, ese jueves que yo llegué a entrenar con el américa me salió un combo de jugadores que ya habían hecho escuela con el equipo y gracias a Dios pude hacer una buena presentación, pero los compañeros envidiosos comenzaron a tirarme con toda, no soportaban que yo sobresaliera en el equipo y comenzaron a tirarme pata.

Debido al bulling que le hicieron en “La mechita” como es conocido el equipo del valle del cauca, decidió dejar el equipo y pasó varios meses ayudando a Cheveroni en el negocio que tenía. Era un hombre de suerte, a los pocos días se le dio la oportunidad de ensayar con el Deportivo Cali.

Rafael guarda un cariño muy bonito por el equipo azucarero porque fue su casa y aunque no brilló como se lo esperaba, aprendió a querer mucho todo ese entorno. Además porque fue el equipo que lo montó como quien dice en una vitrina y le permitió salir a otros países a realizar lo que más le gustaba.

Su vida siempre fue el fútbol, para el estudio fue muy bueno pero definitivamente el fútbol fue su adolescencia y juventud porque lo practicó y le sacó el jugo hasta más no poder, para la muestra un botón: le permitió hacer parte de varios equipo profesionales.

La vida de Rafael es para mostrarla y aunque muy pocos van a conocerlo y todo eso, pues el hombre se siente orgulloso y sabe que lo que hizo, lo hizo con amor. Que donde fue hablo bien de Granada y que vendió la imagen del pueblo en su faceta como deportista en un tiempo en el que el narcotráfico y la violencia fue la figura que más mostró Colombia a nivel internacional.

En el tiempo que Faustino Asprilla hacía levantar temprano a sus fanáticos y amantes del fútbol para ver el fútbol de Europa. Rafaél hacía fila junto a otros millones de jóvenes para poder ser tenido en cuenta y por fin cumplir el sueño de ser jugador profesional.

Tuvo tiempo para arrepentirse, para no seguir más porque como dice el dicho “las palabras se las lleva el viento y a las personas el tiempo” y pues uno ver todo ese mundo de pelaos haciendo fila, le va entrando como cierto porcentaje de negativismo. “Además ya los años iban entrando y si el fútbol no ayuda para los gastos necesarios y no muestra un futuro prometedor, tocaba ir mirando otras alternativas”.

Las principales cosas que se necesitan para cumplir un sueño son, tiempo para soñarlas y construirlas, plata para realizarlas y paciencia para esperarlas. Cuando en el Cali el profesor le pedía dinero a su tío Cheverony para ponerlo a jugar y mostrarlo, había una frase muy sabia que respondía “Si no es con talento, entonces que no juegue” y lastimosamente así le pasa a muchos talentosos que por falta de dinero se tienen que quedar a medio camino y no les alcanza para lograr protagonizar encuentros en los grandes escenarios del fútbol, sino que por el contrario les tocó rebuscarse por otro lado.

Salimos del bar y caminamos por el centro de la ciudad, yo le confesé que yo siempre había querido ser el mejor amigo de un famoso bien sea cantante, escritor, futbolista, humorista o algo muy parecido a lo que pasaba con ‘caremonja’ el famoso cuenta chistes que era tan amigo de Faustino Asprilla y nos reímos los dos porque ni a él lo reconocen y le piden fotos en la calle y yo todavía sigo esperando el amigo famoso. Después de frenar la risa me dice: «Fracasados los dos, hijueputa».

Esta es una historia ficticia con elementos de la vida de Felipe Noreña «Flash» y Sebastián Martínez.

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